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  • Foto del escritorLu Céspedes

3 claves para reconocer tus síntomas y tomar acción ante un posible desorden hormonal

¿Alguna vez te has preguntado si sufres un desorden hormonal? ¿Sabías que puede pasar mucho tiempo desde la aparición del primer síntoma hasta que consultas con un especialista?


Nuestro cuerpo tiene tantas maneras de comunicarse con nosotras, como nosotras razones para ignorarlo; desde que percibimos el primer síntoma de un posible trastorno hormonal, hasta que decidimos consultar a un especialista puede pasar mucho tiempo, tiempo valioso en el que podemos prevenir mayores malestares y el desarrollo de enfermedades crónicas que tomarán mucho tiempo controlar.


Nos acostumbramos al síntoma, normalizamos el dolor y lo hacemos nuestro compañero de vida, ¿Qué nos hace falta para decir “basta”, asumir que algo no anda bien y buscar ayuda?

¿Por qué nos cuesta tanto escucharnos?


Las siguientes son frases comunes en mi consulta:


“La doctora/doctor me dijo que todo estaba bien, los dolores son normales


“Estaba muy triste siempre sin saber por qué, cuando lo comentaba con mi familia me decían que era normal a veces las mujeres nos sentimos así por la menstruación”.


Antes de continuar, repite después de mí:

los dolores, el cansancio y la tristeza o rabia inexplicables ¡no son normales!

Estas frases y otras parecidas son comunes cuando mis pacientes relatan el inicio de su enfermedad, tienen un mensaje poderoso que está muy arraigado a nuestro discurso, nuestro pensamiento y nuestra sociedad, una gran mentira tantas veces repetida que todas terminamos creyéndola: el dolor es parte de ser mujer, aguantar, callar y seguir adelante a pesar de todo, también lo es.


En ocasiones estamos tan aturdidas con el discurso de la superwoman y de la mujer multitarea, que no hay posibilidad de pensar en nosotras mismas, detenernos, respirar, respirar otra vez y sentir.


Es por esto, que hoy te compartiré tres herramientas que te funcionarán para validar, valorar e identificar la intensidad de tus síntomas, así podrás tomar la decisión de acudir con el especialista que te ayudará a identificar la causa de tu malestar y tratarla a tiempo.


1. Registra tus síntomas


Llevar un registro diario de tus síntomas te hará más consciente de ellos y del impacto que están generando en tu día a día.


Puedes registrar síntomas físicos como: dolor menstrual, dolor muscular o en articulaciones, cansancio, fatiga, debilidad, sueño, etc. y síntomas psicológicos: tristeza, ansiedad, rabia inexplicables, dificultad para concentrarte, olvidos frecuentes.


Si ya haces registro de tu ciclo menstrual tendrás información más completa y podrás ver si el malestar varía en cada una de las fases del ciclo.


Toma lápiz y papel, te interesa registrar la frecuencia del síntoma y el impacto que este tiene en ti.

La frecuencia se refiere a si lo tienes permanentemente o por períodos.


Mientras que el impacto se refiere al nivel de malestar que está generando el síntoma en ti y su interferencia en dos áreas:


El día a día: Si te imposibilita el quehacer diario, si afecta tu productividad, si te inhibe de compartir con familiares y amigos es un síntoma con alta interferencia.


Tus emociones y actitudes: si percibes que el síntoma y sus efectos te producen tristeza, preocupación, rabia, está afectando tu seguridad o productividad, si sientes que “ya no eres la misma” es un síntoma con alta interferencia


El malestar puedes registrarlo en una escala del 1 al 10 , siendo 1 poco malestar y 10 mucho malestar.



2. Exploración corporal


Son técnicas que incorporan la meditación y la atención consciente, también las puedes encontrar como escáner corporal o body scan; te permiten focalizar tu atención secuencialmente en cada parte de tu cuerpo, es una técnica asociada al mindfulness muy poderosa para entrar en contacto con tus sensaciones, para aprender a dirigir tu atención y conectarte contigo misma.


Con la práctica continua irás desarrollando poco a poco la habilidad de dirigir tu atención de forma consciente, al momento presente.


Si buscas en YouTube “exploración corporal” te aparecerán múltiples audios enfocados en esta técnica o si lo prefieres también los puedes hacer tu misma, te explico cómo:


¿Qué necesitas?


1. Al menos 10 min., con el tiempo podrás irlo aumentando.

2. Un lugar tranquilo, donde te sientas segura y en paz, en un momento en el que no vayas a ser interrumpida.

3. Música relajante (facilita el proceso, pero si prefieres no tenerla, no es necesaria)

4. Un mat de yoga, toalla o algo que te permita acostarte en el piso y estar cómoda.

5. Tu atención


¿Cómo hacerlo?


1. Coloca la música que escogiste en un volumen muy tenue, tiende tu mat y acuéstate sobre ella

2. Intenta respirar lentamente inhalando y exhalando el aire por la nariz, procurando respirar con el diafragma, es decir inflando y desinflando tu abdomen.

3. Progresiva enfoca tu atención en sentir cada parte de tu cuerpo comenzando por los pies, subiendo por las pantorrillas, rodillas, muslos, pelvis y así sucesivamente hasta que llegues a tu cabeza, recuerda no saltarte ninguna parte.

4. En caso de que durante el ejercicio te lleguen pensamientos que te “desconcentren”, no luches contra ellos, acéptalos y déjalos pasar, es normal que aparezcan, pero con la práctica cada vez lo harán menos.


3. Pide feedback a tu persona de confianza


Escuchar la opinión de alguien en quien confías plenamente, sentirte entendida, valorada y contenida, te ayuda a hacer consciente aquello que te cuesta aceptar, te da tranquilidad porque valida aquello que sientes, sin juicios, desde la comprensión y la empatía.


Toma a tu persona de confianza y cuéntale lo que has venido sintiendo, tus síntomas, tus malestares, tus dudas y suposiciones, pregúntale si ha notado algún cambio en tu forma de ser, tu personalidad, tu autoestima, pídele que sea sincera, su opinión para ti es importante, su feedback se convertirá en un espejo, que te devolverá una imagen más clara de ti misma y de tus cambios, aprovecha ese empuje para tomar acción.


Y por último, esto realmente te ayudará cuando hayas decidido acudir con un especialista


¡Tomaste la decisión!, es momento de ir al médico porque esto que sientes no es normal.


¡Bravo! aunque para algunas sea algo muy fácil, a otras nos cuesta y nos cuesta muchísimo.


Llegará la respuesta que finalmente le pondrá un nombre a lo que sientes, ya no serán síntomas aislados, ahora tendrás un diagnóstico y lo mejor: un tratamiento.


Pero justo en ese momento recibes la frase que más duele y desequilibra, haciendo que quieras tirar todo a la basura: “lo que sientes es normal” situación que empeora cuando tus análisis de laboratorios también están normales.


Te derrumbas, te cuestionas, piensas que te lo están inventado y peor aún piensas que vivirás por siempre con malestar ¡NO!


Con este doctor(a) ya no hay nada que hacer, tu siguiente acción es pedir una nueva cita con otra persona, aprovecha la cantidad de información que hay en internet y haz una investigación más exhaustiva, consulta con tus amigas, conocidas y pide referencias.


Lo mismo aplica si tienes tiempo con un doctor y el malestar no cesa o no se va por completo, ¡cambia! no estás obligada a quedarte, escúchate, cree en ti y haz el cambio, tantas veces como sea necesario, hasta que des con un diagnóstico y con el tratamiento indicado y lo más importante hasta que des con el/la especialista con quien te sientes escuchada, quien no se queda en lo superficial y toma en cuenta cada uno de tus síntomas para dar con una respuesta que alivie tu malestar.


¡No te des por vencida! tu cuerpo sólo te tiene a ti, tu criterio vale y vale mucho, eres tú quien conoce tu malestar mejor que nadie ¡Aprovecha esa gran ventaja! Si te conoces a ti misma puedes tomar una mejor decisión sobre tu salud.

Tomar el control de tu salud física y emocional, asumir tu diagnóstico, tomar acciones que te lleven a tener mejores hábitos de autocuidado y recuperar tu bienestar emocional, es un camino largo y a veces difícil ¡No estás sola en este camino! Contáctame y trabajemos juntas.


Un abrazo

Lu <3

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