- parchitamaria
Emociones y fase premenstrual
Quiero que en este momento te ubiques en la etapa previa a la menstruación, tu última fase del ciclo, conocida como fase premenstrual, fase postovulatoria o fase lútea. Tiene lugar después de la ovulación y su duración es entre 10 y 16 días.
Ahora intenta responder estas preguntas:
¿Cómo vives esta etapa?
¿notas algún cambio en ti? - De haberlo ¿es físico, emocional o ambos?
¿qué expectativas te genera?
¿te preparas para ella?
¿te sientes aliviada cuando termina?
Si todavía piensas que la única precaución que debes tener antes de que llegue la menstruación, es tener tu copa a mano, comprar tampones, toallas o compresas sanitarias, entonces sigue leyendo porque este artículo es para ti.
Que cantidad de mitos y leyendas tiene esta fase, me atrevería a decir que es incluso la más temida, la menos comprendida, la que más genera reacciones de desprecio en nosotras mismas y en nuestro entorno.
Y es que el solo hecho de pensar que se acerca el momento de llorar por cualquier cosa, estar irritable, confundida, con pensamientos negativos a granel y una nube gris siguiéndonos a donde vamos, ya nos hace querer acostarnos, acurrucarnos y no despertar hasta que termine.
Cambios hormonales en la fase premenstrual y comportamientos asociados
Pongámonos en contexto, en la segunda fase del ciclo, venimos de la fase folicular o preovulatoria, también conocida como el país de las maravillas, una fiesta que dura aproximadamente 7 días (entre el día 5/6 hasta el 14/16 del ciclo - todo depende de tu ritmo, no todos los ciclos durante 28 días, entre 21 y 35 días son rangos promedio)
Es una fiesta organizada por los estrógenos, con los mejores invitados especiales, los neurotransmisores del bienestar: la serotonina, dopamina, acetilcolina y noradrenalina, en líneas generales nos sentimos dueñas del mundo, lo queremos todo y lo queremos ya y somos totalmente capaces de hacerlo porque nuestras hormonas están estimulando las áreas del cerebro que nos facilitarán el proceso.
El objetivo de esta fase es el desarrollo de un nuevo folículo, en el cual madurará el óvulo, gracias a las hormonas folículo estimulante (FSH) y luteinizante (LH), una vez que está listo el óvulo, necesita un lugar seguro donde albergarse, por lo cual los estrógenos se encargan de preparar el endometrio que es la capa más interna del útero, haciéndolo más fuerte y apropiado para él 1,2
Y es aquí donde aparecen estas últimas 2 semanas, las más temidas dos semanas del mes.
Aparece el subidón de progesterona que es la encargada de mantener el endometrio en su lugar, sin descamarse, el tiempo necesario hasta que el óvulo sea fecundado, si esto no ocurre la progesterona cae en picada, el endometrio se descama y tiene lugar la menstruación 1,3
Como verás el ciclo menstrual ocurre gracias a la alternancia entre estrógenos y progesteronas, teniendo mayor protagonismo la progesterona en la segunda fase del ciclo, o sea la fase lútea.
Entonces ¿la progesterona es la culpable? no, al contrario la progesterona es la encargada de traer nuevamente la calma, pero es una calma sospechosa, una calma que puede anunciar tempestades 3
La progesterona actúa como un sedante natural, que hace que nos tornemos más aletargadas, menos centradas y lentas ¿te suena? ese momento del mes donde, te cuesta un poco más concentrarte, todo parece ir en cámara lenta y solo te provoca quedarte en tu cama, sin hacer absolutamente nada, además así como los estrógenos y los neurotransmisores del bienestar parecen estar hecho los unos para los otros, la progesterona no se lleva muy bien con ellos, es decir, disminuye su actividad. 3,4
Por esto, al estar inhibida la actividad de la serotonina y la noradrenalina, es esperando que nos sintamos más tristes, desanimadas, sin ganas de hacer nada.
Entonces justo cuando estábamos en este estado de “hibernación” involuntario, cuando ya aprendíamos a lidiar con él, llega la tempestad, la progesterona desciende en caída libre y con ella se va nuestro buen humor, esos últimos dos días del ciclo, donde el efecto tranquilizante desaparece de golpe.
Nuestro cerebro queda alterado, estresado, irritable 3 a merced de la queja y los pensamientos negativos, donde el llanto está a la orden del día, la autocrítica se hace más cruda y nuestra confianza está por el suelo, si a todo esto le sumamos el malestar físico propio también de esta etapa, como la hinchazón y dolor mamario, tendremos como resultado el síndrome premenstrual y dependiendo de cada caso una forma más intensa y grave: el trastorno disfórico premenstrual (de ambos te hablaré en el siguiente artículo) 5
Quizás te hayas sentido tentada (o lo has hecho) de hablar con tu pareja, familiares o amigos para advertirles que no eres tú misma y que retomarás el contacto cuando vuelva la calma.
Antes de seguir cualquier recomendación es muy importante que si percibes que estos cambios son inmanejables, lo consultes con tu médico, aunque muchas veces satirizamos los cambios en esta fase, el síndrome premenstrual (o peor) el trastorno disfórico premenstrual, son trastornos graves, ambos pueden afectar gravemente tu salud mental, aún más si tienes un diagnóstico previo de depresión o trastorno de ansiedad.
En muchos casos no se trata solo de un desequilibrio hormonal, se trata también de un desequilibrio químico en el cerebro, muy parecido al que ocurre en el trastorno depresivo mayor, por lo tanto quien lo sufre puede estar expuesta a las mismas consecuencias, como mayor riesgo de presentar ideación o acto suicida.
Ahora que sabes todo esto: seguramente te preguntarás ¿Qué hago en esas dos semanas y más importante, qué hago en los últimos dos días de tempestad? ¿Qué hago para no quedar a merced de mis cambios hormonales?
Por ahora te puedo asegurar que la fase premenstrual no es tan mala como la has vivido, si la aceptas y la transformas, puedes aprovecharla y enfocar tu energía en lo que te pide tu cuerpo, el encuentro contigo misma.
Todo esto y más en la segunda parte de este artículo
P.d.: sale el domingo, así que no pasará tanto tiempo :D
Un abrazo,
Lu <3